Roma tiene nombre de mujer. Es la madre del imperio y la cultura que ha
dominado occidente durante más de 1.000 años. Y aun así `sus hijas' no son
fácilmente reconocibles. La sombra de los varones las ha mantenido ocultas. El
corazón del Imperio pone nombre, cara, cuerpo y alma a esas mujeres. Las que
fueron modelos de virtud, las machacadas por Roma, las que empuñaron armas,
las fanáticas, las seductoras, las que se convirtieron en monedas de cambio...
Patricias, esclavas, matronas, prostitutas, sacerdotisas, gladiadoras...
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Roma tiene nombre de mujer. Es la madre del imperio y la cultura que ha
dominado occidente durante más de 1.000 años. Y aun así `sus hijas' no son
fácilmente reconocibles. La sombra de los varones las ha mantenido ocultas. El
corazón del Imperio pone nombre, cara, cuerpo y alma a esas mujeres. Las que
fueron modelos de virtud, las machacadas por Roma, las que empuñaron armas,
las fanáticas, las seductoras, las que se convirtieron en monedas de cambio...
Patricias, esclavas, matronas, prostitutas, sacerdotisas, gladiadoras...
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