Todos somos Jujuy.
Jujuy es una provincia donde el Estado de Derecho es una ficción desde que la gobierna Gerardo Morales, quien acumula reclamos ante la CIDH como medallas, aterroriza a la población, y mantiene presa desde hace 8 años a Milagro Sala, sometida a presiones inhumanas, tanto contra ella como contra su familia y allegados.
Si en Argentina algo funciona, es el blindaje mediático y el lawfare judicial. De lo contrario, no sería posible que Morales pudiera presentarse como candidato a Vicepresidente de Larreta, otro protegido por los medios y por la “justicia", gracias al creciente presupuesto que éste destina a publicidad, a costa de recortes en salud, educación, acción social.
En Jujuy, a principios de junio, las y los docentes decidieron ir a la huelga, por aumento salarial, mejores condiciones laborales, y en repudio de la quita de derechos prevista en el proyecto de reforma constitucional presentado por Morales.
Por toda respuesta, el Gobernador prometió derogar el decreto que criminalizaba la protesta, no sin dejar de amenazar con descontar los días de paro a los huelguistas.
Con el correr de los días, Morales no dejó de utilizar fuerzas regulares, y de las otras. Balas, palos, y piedras, contra el rostro de Docentes, de Trabajadores. Y contra las y los jóvenes: varios de estos perdieron la vista debido a la brutalidad policial.
Tras la sanción irregular de esa constitución, se sumaron protestas de las comunidades originarias, porque esta constitución les quita su derecho a la tierra ancestral.
La policía de Jujuy, sin orden expresa, ingresó a la Universidad Nacional de la Provincia, violando la Autonomía reconocida desde la reforma de 1918 y apoyada por el fundador del partido Radical, cuyas banderas ha hecho trizas su correligionario. No solo eso: encarceló al abogado Alberto Nallar, porque denunció que la constitución de Morales, votada por él mismo, como Convencional Constituyente, y sancionada por él mismo, como Gobernador, es ilegal, inconstitucional, y viola los derechos y libertades esenciales de las personas.
Si alguno abriga dudas acerca del proyecto de país que ofrece esta derecha, vaya avispándose: la real promesa de campaña de Morales, como la de Bullrich, Larreta, Lousteau, o Murphy, es represión, cárcel o muerte. Corta la bocha.
Cristina Kirchner, proscripta y milagrosamente sobreviviente del intento de femimagnicidio, debería bastar para entenderlo. La odian, porque odian a quienes luchan por una Patria donde la Mayoría pueda alzar la cabeza y aspirar a labrarse honestamente un futuro mejor. Esto último no lo toleran, porque ellos, son parásitos, solo pueden crecer a costa de la ruina de los demás.
A los pueblos nos queda fortalecer Unión por la Patria para ganar estas elecciones. Fortalecer nuestras organizaciones, y defender con los votos, y en la calle, nuestro derecho a una Patria Justa, Libre y Soberana.
Tendrá el pueblo la última palabra. Solo el pueblo, Salvará al Pueblo.