Brasil: una mirada a los vecinos

La Argentina está oficialmente en medio de la segunda ola de coronavirus, y las medidas de restricción anunciadas por el Gobierno Nacional plantean, entre varios interrogantes, la preocupación por su impacto económico. Tenemos todavía cercano el recuerdo del inicio de la pandemia que el año pasado obligó a paralizar la actividad económica y generó una caída de casi el 10%. En esta disyuntiva que se plantea entre salud y economía podemos analizar el caso de nuestro vecino Brasil, un país que se mantiene primero a nivel mundial en contagios y muertes por COVID-19, y que aunque en algunas regiones está aplicando cuarentenas, no tiene una estrategia de combate a la pandemia a nivel nacional. Lo cierto es que la economía brasileña anotó en febrero un retroceso de 0,7%, comparado con el mismo mes de 2020. Luego de 9 meses consecutivos de recuperación, el avance de la enfermedad en el vecino país genera incertidumbre y tanto la inversión como el consumo se frenan por el temor al contagio. A pesar de las bajas restricciones a la movilidad el desempleo en Brasil sigue batiendo récords: se mantiene en el orden del 14% incluso en estos meses de recuperación económica, 3 puntos por encima de los valores al inicio de la pandemia, y un poco menos del doble del 8% que se registró al final del gobierno de Lula da Silva, hace ya 10 años. Las cuentas fiscales son otra preocupación en Brasil: igual que en la Argentina en 2020 sufrieron un amplio déficit debido a las ayudas sociales necesarias para enfrentar la pandemia, pero el presupuesto para este año prevé un recorte del 50% en estas ayudas ahora que sería incluso más necesario, ya que la pandemia arroja peores cifras en las principales ciudades brasileñas. La deuda externa brasileña alcanzó el 100% del PBI a fines del año pasado, un valor mayor al endeudamiento de la Argentina, aunque en el corto plazo resulta sustentable la incertidumbre en torno al costo fiscal de las medidas de ayuda puede desencadenar una crisis de deuda. Por último mencionamos que esta situación no es indiferente para la Argentina: Brasil era hasta el año pasado nuestro principal socio comercial, y aunque haya caído al segundo lugar, una caída de su economía impacta a amplios sectores en nuestro país, como el automotriz y de autopartes y la industria textil. El caso de Brasil nos muestra hoy que cuidar la salud también es cuidar la economía: si experimentamos un colapso sanitario se frenará tanto el consumo como la inversión, y la crisis económica será igualmente inevitable. Read more

La Argentina está oficialmente en medio de la segunda ola de coronavirus, y las medidas de restricción anunciadas por el Gobierno Nacional plantean, entre varios interrogantes, la preocupación por su impacto económico. Tenemos todavía cercano el recuerdo del inicio de la pandemia que el año pasado obligó a paralizar la actividad económica y generó una caída de casi el 10%. En esta disyuntiva que se plantea entre salud y economía podemos analizar el caso de nuestro vecino Brasil, un país que se mantiene primero a nivel mundial en contagios y muertes por COVID-19, y que aunque en algunas regiones está aplicando cuarentenas, no tiene una estrategia de combate a la pandemia a nivel nacional. Lo cierto es que la economía brasileña anotó en febrero un retroceso de 0,7%, comparado con el mismo mes de 2020. Luego de 9 meses consecutivos de recuperación, el avance de la enfermedad en el vecino país genera incertidumbre y tanto la inversión como el consumo se frenan por el temor al contagio. A pesar de las bajas restricciones a la movilidad el desempleo en Brasil sigue batiendo récords: se mantiene en el orden del 14% incluso en estos meses de recuperación económica, 3 puntos por encima de los valores al inicio de la pandemia, y un poco menos del doble del 8% que se registró al final del gobierno de Lula da Silva, hace ya 10 años. Las cuentas fiscales son otra preocupación en Brasil: igual que en la Argentina en 2020 sufrieron un amplio déficit debido a las ayudas sociales necesarias para enfrentar la pandemia, pero el presupuesto para este año prevé un recorte del 50% en estas ayudas ahora que sería incluso más necesario, ya que la pandemia arroja peores cifras en las principales ciudades brasileñas. La deuda externa brasileña alcanzó el 100% del PBI a fines del año pasado, un valor mayor al endeudamiento de la Argentina, aunque en el corto plazo resulta sustentable la incertidumbre en torno al costo fiscal de las medidas de ayuda puede desencadenar una crisis de deuda. Por último mencionamos que esta situación no es indiferente para la Argentina: Brasil era hasta el año pasado nuestro principal socio comercial, y aunque haya caído al segundo lugar, una caída de su economía impacta a amplios sectores en nuestro país, como el automotriz y de autopartes y la industria textil. El caso de Brasil nos muestra hoy que cuidar la salud también es cuidar la economía: si experimentamos un colapso sanitario se frenará tanto el consumo como la inversión, y la crisis económica será igualmente inevitable. Read less